Tafí del Valle - Priscila Arias
TAFI DEL VALLE
La pintoresca población ubicada en el centro del valle, de antigua posesión jesuítica, fue tierra de invernada de granos y cultivos administrados por algunas estancias queseras.
Así se conservó hasta que en 1943 se inauguró el “camino a los valles”, que significó el fácil acceso de autos y turistas transformándola en una exclusiva villa de veraneo. Pero con el tiempo, vino el loteo y los servicios que estimularon el crecimiento lo que la convirtió en cita obligada del turismo, constituyéndose en estos últimos años, por la intensa demanda, en el mayor atractivo del norte.
Su fisonomía cambió notablemente, pero aun hoy entre las legendarias pircas, construidas con el esfuerzo de generaciones, se abre paso la sorpresa de múltiples atractivos.Es inevitable visitar el Museo Jesuítico de la Banda, uno de los atractivos de mayor importancia de la villa de Tafí, en él es posible apreciar la historia y tradición de Tafí del Valle, desde los tiempos prehispánicos, la evangelización de los jesuitas a las comunidades nativas, como así también todo el mobiliario que supo albergar este lugar en sus momentos de esplendor. O tal vez acercarse el Museo de Mitos y Leyendas “Casa Duende”, de singular rareza, que rescata místicos personajes de la cosmovisión indígena.Caminar por sus calles pintorescas o internarse a caballo cerro adentro es disfrutar de escenarios naturales deslumbrantes.
La oferta de paseos es amplia: el trekking, excursiones 4 x 4, y cabalgatas hacia diversos lugares que rodean a la villa son clásicas, con travesías y opciones para todos los gustos.Pero todo ello y más es Tafí, ya que ofrece intensidad y placer en todas las actividades que se programen: eventos culturales, seminarios y congresos, competencias deportivas, la rica experiencia del turismo rural y de aventura y espectáculos dramáticos como “La Pasión de Cristo”, que en Semana Santa convoca multitudes.
La pintoresca población ubicada en el centro del valle, de antigua posesión jesuítica, fue tierra de invernada de granos y cultivos administrados por algunas estancias queseras.
Así se conservó hasta que en 1943 se inauguró el “camino a los valles”, que significó el fácil acceso de autos y turistas transformándola en una exclusiva villa de veraneo. Pero con el tiempo, vino el loteo y los servicios que estimularon el crecimiento lo que la convirtió en cita obligada del turismo, constituyéndose en estos últimos años, por la intensa demanda, en el mayor atractivo del norte.
Su fisonomía cambió notablemente, pero aun hoy entre las legendarias pircas, construidas con el esfuerzo de generaciones, se abre paso la sorpresa de múltiples atractivos.Es inevitable visitar el Museo Jesuítico de la Banda, uno de los atractivos de mayor importancia de la villa de Tafí, en él es posible apreciar la historia y tradición de Tafí del Valle, desde los tiempos prehispánicos, la evangelización de los jesuitas a las comunidades nativas, como así también todo el mobiliario que supo albergar este lugar en sus momentos de esplendor. O tal vez acercarse el Museo de Mitos y Leyendas “Casa Duende”, de singular rareza, que rescata místicos personajes de la cosmovisión indígena.Caminar por sus calles pintorescas o internarse a caballo cerro adentro es disfrutar de escenarios naturales deslumbrantes.
La oferta de paseos es amplia: el trekking, excursiones 4 x 4, y cabalgatas hacia diversos lugares que rodean a la villa son clásicas, con travesías y opciones para todos los gustos.Pero todo ello y más es Tafí, ya que ofrece intensidad y placer en todas las actividades que se programen: eventos culturales, seminarios y congresos, competencias deportivas, la rica experiencia del turismo rural y de aventura y espectáculos dramáticos como “La Pasión de Cristo”, que en Semana Santa convoca multitudes.
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