En las cuatro primeras décadas del siglo XIX el problema para los hombres políticos no era cuantas personas venían al país sino cuantas faltaban dentro. Porque a los inmigrantes los llamaron. Entonces, el fenómeno de la inmigración debe entenderse desde sus dos extremos. Su tierra los expulso pero el nuevo mundo los convoco masivamente con promesas de bienestar y fortuna. Su llegada solucionaba parte del problema de superpoblación y pobreza europea y se suponía que contribuiría a poblar este inmenso y desierto continente. Los principios liberales pensaron la inmigración y la plasmaron en la constitución de 1853, que llamaba definitivamente a la GRAN inmigración convocado “A todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”; lo que queda aun más claro en el articulo 25 de las constitución de 1953. Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi lideraron este pensamiento, afirmando que “La falta de población era la fuente de todos nuestros males”. “