Fueron ofrendados a 6.730 metros de altura, en la cumbre del legendario volcán Llullaillaco. Sus tumbas, las más altas en todo el Tawantinsuyu y posiblemente en el mundo, guardaron durante cinco siglos (500 años) los secretos de un importante ritual. Estos niños, que hace varios siglos cedieron su tierna vida a un propósito divino en el lugar más cercano al Sol, hoy nos transmiten la sabiduría milenaria de los pueblos que habitaron en el mundo andino. La Niña del Rayo Esta niña tenía un poco más de seis años. Estaba sentada con las piernas flexionadas, las manos semiabiertas apoyadas sobre los muslos y su rostro en alto apuntando hacia el Oeste-Suroeste. Luego de su entierro, en algún momento de los últimos siglos la elevada temperatura de una descarga eléctrica quemó parte de su rostro, cuello, hombros y brazos, como asimismo sus prendas y parte del ajuar que la acompañaba. Lleva puesto un vestido o acsu de color marrón claro ajustado en la cintura por una faja m...