MONUMENTO DEL INDIO - Priscila Arias
mostrar detalles 22:02 (hace 11 horas)
En 1941, se hallaba en construcción el camino a los Valles Calchaquíes. El Gobierno de la Provincia de Tucumán, que ejercía el doctor Miguel Critto, dispuso ornamentar con una escultura simbólica esa gran obra pública. Convocó entonces a un concurso de maquetas. Obtuvo el premio la firmada con el seudónimo “Mercurio”, que correspondía al escultor tucumano Enrique de Prat Gay.
Formado en Italia y amigo de Lola Mora, Prat Gay dejó en nuestra ciudad obras como el busto de Nicolás Avellaneda, en el parque de su nombre, o el de Bernardino Rivadavia, en la Plaza San Martín.
Su autor denominó “El chasqui” a la escultura. Representa a uno de esos mensajeros del Incario que recorrían a pie aquel vasto imperio, en cuyo extremo estaba Tucumán. Lo modela, describía LA GACETA, “en el momento de aproximarse al puesto de avanzada, donde espera el otro chasqui que ha de salir de inmediato para continuar llevando el ansiado mensaje”.
Emite en ese instante “un grito agudo con el que anuncia su llegada, mientras con la pequeña lanza en la mano trata de mantener el equilibrio del cuerpo, en el que se nota que va deteniendo la marcha”. En el basamento, agregaba el diario, hay una alegoría del “Himno al Sol”. Amanece en la montaña: un sacerdote indio se inclina ante el astro y un poeta le ofrece música y canto. También están el amor maternal, simbolizado por una madre y su hijo; el sentir religioso, que encarna una pareja de promesantes, y un guerrero que deja su lanza y se pliega a la ceremonia. Por fin, “el mandinga” que cae al abismo, representa la luz del sol disipando las tinieblas. En la parte posterior, “esbozada en grandes masas”, está la efigie del Inca que despierta a la inmortalidad.
Llevado de la maqueta de yeso a la escala prevista de 6 metros, el monumento sería emplazado luego en el camino a los Valles, sobre una base de 10 metros de altura. Fue bautizado por la gente como “Monumento al Indio” y, como es sabido, llegó a incorporarse definitivamente al soberbio paisaje de la montaña y de la selva.
El escultor Prat Gay falleció el 10 de agosto de 1947.
En 1941, se hallaba en construcción el camino a los Valles Calchaquíes. El Gobierno de la Provincia de Tucumán, que ejercía el doctor Miguel Critto, dispuso ornamentar con una escultura simbólica esa gran obra pública. Convocó entonces a un concurso de maquetas. Obtuvo el premio la firmada con el seudónimo “Mercurio”, que correspondía al escultor tucumano Enrique de Prat Gay.
Formado en Italia y amigo de Lola Mora, Prat Gay dejó en nuestra ciudad obras como el busto de Nicolás Avellaneda, en el parque de su nombre, o el de Bernardino Rivadavia, en la Plaza San Martín.
Su autor denominó “El chasqui” a la escultura. Representa a uno de esos mensajeros del Incario que recorrían a pie aquel vasto imperio, en cuyo extremo estaba Tucumán. Lo modela, describía LA GACETA, “en el momento de aproximarse al puesto de avanzada, donde espera el otro chasqui que ha de salir de inmediato para continuar llevando el ansiado mensaje”.
Emite en ese instante “un grito agudo con el que anuncia su llegada, mientras con la pequeña lanza en la mano trata de mantener el equilibrio del cuerpo, en el que se nota que va deteniendo la marcha”. En el basamento, agregaba el diario, hay una alegoría del “Himno al Sol”. Amanece en la montaña: un sacerdote indio se inclina ante el astro y un poeta le ofrece música y canto. También están el amor maternal, simbolizado por una madre y su hijo; el sentir religioso, que encarna una pareja de promesantes, y un guerrero que deja su lanza y se pliega a la ceremonia. Por fin, “el mandinga” que cae al abismo, representa la luz del sol disipando las tinieblas. En la parte posterior, “esbozada en grandes masas”, está la efigie del Inca que despierta a la inmortalidad.
Llevado de la maqueta de yeso a la escala prevista de 6 metros, el monumento sería emplazado luego en el camino a los Valles, sobre una base de 10 metros de altura. Fue bautizado por la gente como “Monumento al Indio” y, como es sabido, llegó a incorporarse definitivamente al soberbio paisaje de la montaña y de la selva.
El escultor Prat Gay falleció el 10 de agosto de 1947.
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