Recicla los útiles escolares. Enseña a tus hijos a ser ahorrativos Por Margaret McGavin


school supplies
No desperdicien los útiles que sobraron en el año escolar
Cada año las escuelas piden a los papás una cantidad de materiales que se usan para facilitar el aprendizaje. Sin embargo, es raro que se acaben todos, y por lo general al final del año escolar nuestros hijos traen de regreso cuadernos a medio llenar, plumas, lápices, gomas y colores que todavía sirven y muchas otras cosas que nos vienen a invadir los espacios de la casa.
¿Por qué no reciclar estos útiles para darles un uso completo y ahorrarnos unos cuantos (o muchos) centavos al empezar el siguiente año?
Aquí hay unos tips para empezar este proyecto de reciclaje.
  1. Crea la cultura. En casa si se acostumbra malgastar y desperdiciar, entonces los hijos no tendrán la idea que es bueno volver a usar algo.
    Hagan hábito de pensar antes de tirar las cosas, y sobre todo, antes de comprar algo nuevo. ¿Ya lo tenemos? ¿Lo podemos arreglar para usarlo otra vez? ¿Realmente lo necesitamos?
    Si tus hijos tienen la costumbre de pensar así, entenderán muy bien el proyecto de reciclaje de sus útiles escolares.
  2. Haz compras sabias. A principios de año, escoge comprar útiles que verdaderamente sean eso: ¡útiles! No te rindas ante la tentación del juego carísimo de gomas en forma de perritos, ni te des el brazo a torcer cuando tu hijo te insiste que “todos” tienen cierta marca de mochila.
    Antes de comprar, piensa:
    • ¿Para qué sirve? Una regla barata tal vez cumpla la misma función que la cara. Sin embargo, si compras la calculadora más barata, tal vez no tenga las aplicaciones necesarias para lo que vayan a hacer en la clase de matemáticas. Si la escuela quiere que cumplas con la lista de útiles que ellos exigen, es importante entender la función de cada objeto para que puedas tomar la mejor decisión.
    • ¿Cuánto va a durar? A veces lo barato sale caro. Es mejor invertir en algo bien hecho que dará servicio por más de un año que comprar cosas que pronto se desbaraten.
  3. Enseña a tus hijos a cuidar sus cosas. De nada sirve una buena inversión tuya si tu hijo acostumbra perder o romper todo a la semana.
    En casa promueve el valor de cuidar lo que tienen y hacerlo durar para usarlo bien.
  4. Escoge. No vas a promover reciclar basura, sino cosas que verdaderamente siguen sirviendo.
    Al fin del año escolar, cuando tus hijos llegan con la mochila llena, siéntate con ellos e involúcralos en la tarea de rescatar lo servible.
    Algunos ejemplos pueden ser:
    • Cuadernos. Enseña a tus hijos a cortar las hojas usadas y dejar el resto del cuaderno intacto. Este puede servir para alguna materia el año que entra o simplemente cumplir una función junto al teléfono para apuntar mensajes. Otro uso fabuloso es tener un cuaderno de sugerencias o mensajes internos en casa donde todos pueden escribir y contestarse. Además de usar este material para practicar la letra, estás promoviendo la lectoescritura de una forma práctica y cotidiana.
      También se pueden dejar estos cuadernitos como libros de dibujo o diarios.
    • Crayolas.Aun rotas, las crayolas siguen siendo un material fabuloso para que los niños practiquen en casa habilidades artísticas y su coordinación fina. Puedes derretirlas y vaciar el contenido en pequeños moldes para galletas o cupcakes. El resultado será una figura multicolor que se puede usar todavía para colorear.
    • Lápices. A los viejos lápices se les puede dar nueva vida sacándoles punta y adornándolos. Deja que tus hijos den rienda suelta a su imaginación pegándoles ojitos, stickers, encaje u otro material para que luzcan su personalidad y todavía se usen con gusto.
    • Material de matemáticas. Reglas, compases y transbordadores pueden cobrar vida nueva si tus hijos los limpian y los juntan en una cajita para tener listo su “kit” para el año que entra. Ojo: es importante checar que todavía mida bien el equipo (que la regla esté completa y no chueca, por ejemplo) para que se pueda volver a ocupar.
    • Mochilas, loncheras, estuches y contenedores de toda clase. Todo se lava, se evalúa y se decide qué función vaya a tener. Por ejemplo, la vieja mochila de la escuela puede renacer como pañalera, o la lonchera puede ser un buen lugar para guardar los Legos para llevar en el viaje familiar de verano.
  5. Festeja. Hay que celebrar con los hijos el hecho que estén dando buen uso a sus útiles y al paso ahorrando dinero.
    ¿Por qué no salir juntos a tomar un helado, o ver una película favorita en una noche de cine en casa?
    Mejor aún, puedes repartir una parte del dinero ahorrado entre tus hijos cuando llegue el momento de comprar nuevos útiles, para que escojan una cosa que llene los requisitos: que cumpla realmente con su función, y que esté hecho para durar.

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