Tiempo que has de usar: cómo aprovechar las horas para ser más productivo y descansar
En las películas de acción hay secuencias de persecuciones interminables en las que el protagonista corre detrás del villano o viceversa. Suelen ser tan largas que en un punto uno se pregunta quién sigue a quién y por qué estaban corriendo en primer lugar. Algo parecido pasa con las tareas cotidianas para las que las horas del día parecen no alcanzar, fenómeno que genera la siguiente pregunta: ¿manejamos nuestro tiempo o él nos maneja a nosotros? En pleno reinado del multitasking y con cada vez más redes sociales y apps que demandan nuestra atención, algunos consejos para tener una productividad equilibrada.
De acuerdo con el libro La fábrica de tiempo, de los periodistas Martina Rua y Pablo M. Fernández, hay mentes brillantes trabajando para que las aplicaciones del celular sean cada vez más adictivas. Una de ellas era la del exempleado de Google Tristan Harris, quien se dio cuenta de que estaba diseñando tecnología que generaba problemas en el día a día de las personas. Él, además de estar 100% de acuerdo con apagar las notificaciones, sugiere una serie de ideas: esconder las apps entretenidas dentro de carpetas, evitar las interacciones innecesarias, hacer que las vibraciones del celular sean identificables y comprarse un reloj alarma y cargar el celular fuera de la habitación.
Consultado por LA NACION, Pablo M. Fernández asegura que hay que mantener "el celular lo más ordenado posible". "Hay que dejar las apps que son de una sola tarea, como Notas, a mano, e Instagram y las demás, más ocultas. En esa línea, si probás alguna y no te gustó, borrala", explicó, y recomendó descargar la aplicación QualityTime, que da una radiografía de lo que se hace con el celular.
¿Qué es usar mal el tiempo?
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Sin embargo, el celular no solo está diseñado para captar la atención, es una máquina de generar falsas urgencias. El último ejemplo en la Argentina es WhatsApp: miles de usuarios se sienten obligados a contestar cada mensaje que ingresa mientras están haciendo otra cosa.
Martín Salías, coach a cargo de un curso de administración del tiempo en Kleer, dijo que hay algunas metodologías de concentración disponibles, como Getting Things Done -que dice que si se tarda menos de dos minutos en algo, hay que hacerlo en el momento-, pero aconseja que cada persona tome tres o cuatro herramientas para armar su kit, que seguramente también cambie con el tiempo. "Si no estoy conforme con el uso que hago de mi tiempo, tengo que detenerme y usar tiempo para reflexionar. El tema que más aparece en los cursos es que las personas sienten que no rinden, que no logran cosas importantes. Exploramos cómo organizan su tiempo y, cuando hacemos el cierre, generalmente concluyen que tienen que aprender a decir que no, a tiempo y cordialmente", explicó a este diario.
Según Salías, decir que no no está bien visto socialmente y genera una sensación de vulnerabilidad. Por esto aconseja tener un Personal Canvas para hacer visibles las tareas pendientes y tener una forma de mostrar que se está con muchas cosas. Y también uno puede decirse a sí mismo que no poniendo en práctica la matriz de Eisenhower, que tiene cuatro cuadrantes: urgente/ no urgente, importante/ no importante.
Ahora, si sos un multitasker asumido, una aliada es la técnica Pomodoro, que consta de bloques de concentración de 25 minutos seguidos de un descanso de 5. "Se pueden hacer uno, dos, tres pomodoros por día. Acá también influye el ritmo biológico de cada uno. Hay gente a la que le conviene hacer uno o dos pomodoros por la mañana y no por la noche. El problema del multitasking es que, al tiempo que se dedica a cada tarea chiquita hay que sumar el tiempo de conexión y desconexión, el tiempo que tardás en volver a entrar en flow".
Si se es un heavy user de Twitter, no hay forma de no conocer a @capitanintriga, el alias de Tomás Balmaceda, periodista freelance, profesor de filosofía y mucho más. Sin embargo, ser muy overachiever, como él, puede tener sus contras, por lo que en 2014 decidió ponerse dos reglas: no trabaja después de las 20 ni los fines de semana. "Uno suele creer que el freelancer es jefe de sí mismo, pero en realidad el freelancer tiene muchos jefes. En 2014, además de mi labor como profesor y periodista, di charlas, capacitaciones, fui ghost writer y hasta escribí las etiquetas de un vino. Me di cuenta de que trabajaba de lunes a lunes y en cada momento libre. Eso me hizo productivo, pero también me generó mucho cansancio y ver poco a mi familia", contó.
De ahí sus reglas y la necesidad de ocio, si bien en su caso también utiliza eso para su profesión: "Muchas veces las cosas que me apasionan son las que termino convirtiendo en charlas, notas o material en la facu. Es un límite que me cuesta muchísimo. Soy muy entusiasta y eso a veces me juega en contra".
Hay que trabajar para vivir, pero el trabajo en exceso, paradójicamente, quita productividad y aleja a las personas de una vida más balanceada. ¿Más tips de La fábrica de tiempo? Permitirse una "fiaca sana" como fuente de energía, recargarse con actividades al aire libre, jugar con los más chicos, ejercitarse y dormir 8 horas sin falta.
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