La historia de Nippur: cumplió 6 años y se prepara para leer el libro que le escribió su mamá antes de morir
Enferma de cáncer, ella se apuró a dejarle un cuaderno con recuerdos y consejos para la vida que se convirtió en un boom editorial. Fue en 2015. Ahora el nene egresó del Jardín y se prepara para aprender a leer.
Feliz cumple. Nippur apagó las 6 velitas y se prepara para entrar a primer grado.(Foto: álbum Familia Corona)—¿Me lo leés?
— No, no es para que te lo lea yo, es para que lo leas vos. Ahora vas a empezar la escuela, aprendé a leer y te lo doy.
La clásica fórmula -ya en desuso- “mi mamá me mima” que los nenes copiaban renglón tras renglón para aprender la letra M se reeditará de forma original en la experiencia de Nippur. Un “MAMÁ TE AMA” escrito y coloreado por María Vázquez (Marie), le grita desde una de las páginas del libro lo que ella buscaba: que su hijo la recordara durante toda la vida.
“Que aprenda a leer con el cuaderno. Esa es mi idea. Que lo vaya descubriendo él”. Es el plan de Sebastián Corona, papá del chiquito de piel de porcelana, ojitos que ríen y melena abundante que acaba de cumplir seis años y está próximo a cambiar el pintorcito azul por el guardapolvo blanco.
Siempre juntos. Maria Vazquez (Marie), la arquitecta de 43 años que se hizo conocida por hablar con desparpajo en Twitter del cáncer que padecía.
El cuaderno de Nippur: el libro que una mamá le escribió a su hijo antes de morir
Mamá Marie llegó a festejar con Nippur hasta su cumpleaños número tres. Apenas dos meses antes, en septiembre de 2014, había pasado por el quirófano por un cáncer de ovarios con metástasis que configuró un panorama complejo desde el principio. “Vas a pensar qué cuaderno querés, el más lindo del mundo, el que más quieras”, le propuso entonces Sebastián, su pareja desde los 19 años.
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Ella puso manos a la obra de inmediato y con biromes, marcadores y lápices de colores empezó a inundar de recuerdos, anécdotas, dibujos, fotos, calcomanías, corazones de todos los tamaños, declaraciones de amor y consejos para la vida las páginas de un cuaderno artesanal con Caperucita roja, el lobo y los tres chanchitos en su tapa. Escribía para que su hijo pudiera encontrarla en esas páginas en caso de que las cosas –como temían- salieran mal.
Todavía falta. Nippur, hace un tiempo,con el libro que le dejó su madre. Su papá nunca quiso leérselo. "Lo tiene que hacer él, cuando sepa hacerlo", dijo. Foto: Alfredo Martínez/Archivo Clarín)
Y las cosas salieron mal. “Con una sonrisa y el puño apretado, pero es el final”, con esa frase Marie (@kireinatatemono) anunciaba en Twitter el 1° de abril de 2015 que ya no quedaba nada por hacer y que el desenlace era inminente. Había elegido esa red social para, analiza ahora Sebastián, “sacar del clóset” al cáncer y a la muerte. Con inteligencia, crudeza, humor e ironía, esta arquitecta, dibujante, bloguera, runner, y adoratriz de la palta había compartido con sus miles de seguidores el diagnóstico y el tránsito por el tratamiento. Sobre el final, practicó la aceptación de manera admirable.
Antes de partir. Maria Vazquez (Marie) murió en abril de 2015 "El cuaderno de Nippur" el libro que le dejó a su hijo de tres años.
Marie murió el 21 de abril, días después de cumplir 43 años. La prioridad durante sus últimos siete meses fue terminar el libro para su Nippur. Los trazos finales los apuró en la habitación 104 del Sanatorio de la Providencia, consciente de que el tiempo se agotaba.
“¡Esto hay que publicarlo! ¿Nos dejás llevarlo?”, la exhortaron dos amigas escritoras. Ella aceptó. “Ya que va a ser huérfano, que sea huérfano de madre legendaria”, bromeó Sebastián.
El cuaderno de Nippur es una réplica casi exacta del original, que se conserva como el tesoro más preciado de la casa de San Telmo, que hoy habitan a solas Sebastián y el pequeño inspirador y destinatario de la obra. Fue editada por Planeta en un trabajo casi artesanal. La primera edición llegó a las librerías hace dos años –seis meses después de la muerte de su autora- y se agotó en menos de 10 días. Ya va por la cuarta en Argentina y una en España. En total, unos 15.000 ejemplares.
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Original dice en blanco la remera azul que viste a Nippur el día que cumplió 6. Y vaya si la palabra lo define. Su historia fue particular desde el principio. Sebastián, con complicidad de su mujer, logró anotarlo con el nombre de su personaje favorito, Nippur de Lagash, de Robin Wood. Es el primer nene en el país en llamarse así. Y se convirtió en el protagonista de una obra plástica y literaria que, pese a no haber sido concebida para publicarse, tuvo destino de boom editorial por la potencia de su enorme e inusual belleza y la universalidad del tema que atraviesa sus páginas: el indestructible amor de una madre hacia su hijo, única fuerza capaz de trascender incluso a la muerte.
Hijo de padres ateos, el cielo no era el lugar propicio para buscar a mamá cuando ya no estuviera. “Le voy a decir que estás en el corazón”, le comentó Sebastián a Marie. A ella le encantó la idea. Y en el capítulo 52 del cuaderno le escribió a su hijo: “Nada dura para siempre. Ni el helado. Ni las películas. Ni lo feo. Ni lo lindo. Ni mamá. (Pero yo voy a estar en tu corazón. Hasta que vos tampoco dures para siempre pero estés en otros corazones y así nada muere nunca, algo sigue siempre)”.
La última siesta. Nippur se despide de su mamá, en abril de 2015. Ella le dejó un libro para que él pudiera encontrarla en sus páginas.
Pese a que una vez quiso inventar una máquina para sacarla del corazón y traerla de vuelta, Nippur entendió la idea desde el principio, y así la explica: “Cuando alguien que querés mucho se muere, se va a tu corazón; y en el corazón la gente no se pone viejita, ¡así que mamá va a ser joven y linda para siempre!”. Cada mañana al levantarse y todas las noches al acostarse, padre e hijo se llevan una mano al pecho, la saludan y le recuerdan cuánto la aman. “Me gusta soñar y acordarme de mamá porque así sigue viva”, le dijo a su papá esta semana.
Feliz cumple. Nippur apagó las 6 velitas y se prepara para entrar a primer grado. (Foto: álbum Familia Corona)
Mientras los chicos se zambullen en el pelotero, Nippur, el pequeño anfitrión del cumpleaños, corre a arrojarse en brazos de todo aquel invitado que llega a su fiesta. Llega el momento de la torta. Alguien busca un encendedor. Sebastián acompaña a su hijo al baño, que vuelve disfrazado de Ben 10. Levantan los brazos, ríen. Suena el feliz cumpleaños. No hay lágrimas, ni tristeza contenida en el ambiente. Es momento de apagar la velita. Nippur hincha el pecho y sopla. Papá lo abraza. En la foto ahora son dos. Pero eso es sólo para la foto.
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