La entereza moral y espiritual de las mujeres cumplió un papel fundamental en la principal empresa militar sanmartiniana: las campañas libertadoras a Chile y Perú. Sin distinción de razas y clase social, dieron lo que estaba a su alcance. Algunas colaboraban económicamente, otras con alimentos y algunas confeccionando ropa. Refiriéndose a la donación voluntaria de alhajas, un testigo de los acontecimientos, el general Espejo escribió: "Es el caso que los patriotas de toda clase y rango, los menestrales mismos en sus artes y oficio, los padres de familia en fin, ya habían hecho toda clase de demostraciones por su parte -dice el general Espejo-; pero el sexo hermoso, las matronas, si se exceptúan las obras de costura de vestuarios de tropa, y otros actos humanitarios, no habían hecho todavía algo notable por la suya. En este concepto discurrieron en secreto, circular de casa en casa, una invitación para día fijo. A la hora convenida se reunió una gran comitiva de las de más alta clase, que se dirigió al salón del Cabildo encabezada por la señora doña María de los Remedios Escalada de San Martín. Recibidas que fueron en audiencia pública, la señora que encabezaba la reunión, en pocas pero muy marcadas palabras expuso el motivo que las conducía. Dijo que no le era desconocido el riesgo que amenazaba a los seres más queridos de su corazón, ni la penuria del tesoro, ni la magnitud de los sacrificios que demandaba la conservación de la libertad. Que los diamantes y las perlas sentarían mal en la angustiosa situación en que se veía la provincia, y peor si por desgracia volviésemos a arrastrar las cadenas de un nuevo vasallaje, razón por la que preferían oblarlas en aras de la patria, en el deseo de contribuir al triunfo de la sagrada causa de los argentinos. Y entre los transportes de los más patéticos sentimientos se despojaron allí de sus alhajas y presentaron muchos objetos de valor, de los que se tomó razón individual para dar cuenta a la autoridad..." Este mismo acontecimiento fue narrado por Juan Martín de Pueyrredón, quién señaló que San Martín dijo a su esposa: "Remedios sé tú quien de el ejemplo, entregando tus alhajas para los gastos de la guerra. La esposa de un general republicano no debe gastar objetos de lujo cuando la patria está en peligro. Con un simple vestido estarás más elegante y te amará mucho más tu esposo." El gesto fue imitado por las damas sanjuaninas y puntanas. Para la preparación del Ejército de los Andes, el Libertador recibió también otros valiosos aportes de las mujeres cuyanas. Por ejemplo, las damas de San Juan donaron 238 ponchos, 18 ponchillos, 16 frazadas, 198 pieles de carnero, 39 jergas, 119 monturas, 115 caballos y 843 mulas de silla y cargueras. Por su parte, las mendocinas entregaron también numerosos barriles de aguardiente y vino; almudes y petacas colmados de pasas de higo, de aceitunas, trigo y maíz; harina y el charqui. También las mujeres cordobesas hicieron su aporte, respondiendo al pedido del gobernador Ambrosio Funes. Pero la contribución más valiosa fue la cesión de esclavos, que supuso un importante incremento en el número de soldados de infantería. Pero no sólo pusieron las mujeres sus bienes materiales sino también sus manos, confeccionando gratuitamente uniformes y ropas varias y atendiendo a los heridos. Un testigo, el inglés Miller afirmó que las mujeres cuidaban con tal solicitud a los heridos de Maipú, que parecía que los patriotas heridos fuesen sus verdaderos hermanos. En un oficio emitido el 22 de noviembre de 1815 dirigido al ayuntamiento mendocino, San Martín dice: "Las dignas señoras de este pueblo, estoy seguro se prestarán gustosas a reparar la desnudez del soldado, si excita V.S. sus virtudes amables. Espero pues lleve a bien V.S. repartir en las casas, para que efectúen gratuitamente su costura, los ciento sesenta y siete pares de pantalones pertenecientes al (Batallón Nº 8), que ya cortados van a disposición de esa municipalidad." En otro oficio, el 29 de febrero de 1816 expresa: "Satisfecho este gobierno de que las señoras no distarán de aumentar a los servicios que tienen hechos en obsequio de la Patria, el de coser las adjuntas bolsas para cartuchos de cañón, remito a V. S. las mil doscientas cincuenta que con esta fecha me ha pasado el Comandante General de Artillería, a fin de que las reparta V. S. equitativamente en la inteligencia que indispensablemente deben ceñirse al modelo que se acompaña, a las dos distintas menas, y que V.S. empeñará todo su influjo para conseguir la pronta conclusión de dicha obra." Así, se completó la confección de diversas prendas y objetos varios para las tropas.
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Retratos de la damas mendocinas
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Dominga B. de Balcarce
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Margarita Correa Ortíz
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María R. De Fernandez Blanco
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Rosalía Gacha de Las Heras
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Laureana Ferrari de Olazabal
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Margarita Corvalán
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Martina Silva de Gurruchaga
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Felipa Sosa
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