El cascanueces ... Elina Arroyo
Era 24 de diciembre, en casa de Stahlbaum, el médico de provincia, los niños Fritz y Clara están fascinados con los regalos colocados en el árbol de Navidad. Todos saludan a los invitados, todos se dan cuenta que salen sucesivamente un muñeco bailarín (arlequín) una muñeca que danzaba y un oso polar. Su padrino, el magistrado Drosselmeyer llevo esos magníficos muñecos, singular anciano muy hábil en mecánica, les regaló un castillo de juguete cuyos habitantes bailan al compás de una caja de música, Clara empieza a llorar, pero su padrino Drosselmeyer la sorprende con un gran cascanueces de madera.
Al terminar la fiesta todos se retiran, pero Clara baja a ver si su cascanueces esta bien, ella tan adormitada tomo una siesta en el sofá, ella se dio cuenta que todo se agrandaba a su alrededor, se da cuenta que hay una alianza de soldaditos y dirigidos por el cascanueces, están en plena batalla contra un ejército de ratones guiado por su rey. Luego de un gran susto, Clara se involucra también en esta guerra y se pone a favor de Cascanueces.
De repente la niña rompe sin querer la vitrina de los juguetes y se hiere. Pierde el conocimiento y; mientras está en cama, el viejo Drosselmeyer le cuenta la historia de la princesa Pirlipat, que fue embrujada por la señora Ratona para vengarse de la reina por no haberla dejado comer todo el tocino. Sólo puede salvar a la princesita un joven capaz de romper con los dientes una durísima nuez. Quince años después la princesa es curada, pero el curador es convertido en un ser deforme igual al Cascanueces y la princesa se rehúsa a casarse con él.
Clara se cura de sus heridas y continúan los combates nocturnos en el cuarto de los juguetes. Para aplacar el hambre del rey de los ratones, o de la ahora difunta señora Ratona, y salvar a Cascanueces, Clara le ofrece sus dulces preferidos y sus muñecos de azúcar. Finalmente, un día se da cuenta de que el salvador de la princesa Pirlipat es el sobrino de su padrino Drosselmeyer, convertido por obra de magia en el Cascanueces. Clara está convencida de la ingratitud de Pirlipat por negarse a desposar a su salvador.
Una tarde, en casa del padrino, Clara se hace pequeñita, cae de su silla y encuentra un muñeco muy bien hecho: es el bello Cascanueces. Éste le pide casarse con él y reinar juntos en el palacio de mazapán. Ella lo acepta y, según dicen, al cabo de un año, llegó a buscarla en un carruaje de oro tirado por caballos de plata. Las bodas fueron muy rumbosas y Clara fue reina de un país donde sólo se ven bosques de árboles navideños, transparentes palacios de mazapán y toda clase de cosas asombrosas.
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