DIA DE LAS ABUELAS... MICAELA ESPINOSA
SEGUNDO DOMINGO DE NOVIEMBRE: DIA DE LA ABUELA
Yaya, Lela, Nona, Momina, Oma, Bove o como se te quiera llamar: sos nada más y nada menos que la ABUELA.
Abuela, la
que tiene siempre en su corazón y en su mente, como grabado a fuego, esa
Bienaventuranza tan maravillosa que dice: «Bienaventurados aquellos que
entienden mi paso vacilante y mi temblorosa mano». La voz de tu
interior te lo repiquetea siempre que encontrás esa comprensión de que
nos habla la Bienaventuranza.
Y sí, ya lo sé: las hay quienes también son abuelas pero, con menos años de vida y quizás con menos «achaques» físicos, son más fuertes y se desenvuelven con más facilidad cada día.
De todas maneras, sea cual fuere tu verdad, la «profesión» es la misma.
¿Y cuál es la profesión de abuela? Esa misma: ser abuela, sencilla y auténticamente ABUELA.
¡Qué importante es para vos, abuela, que se te necesite! Para un consejo, para cuidar a tus nietos, para dar una mano con una receta especial y hasta para ayudar con dinero, si está a tu alcance hacerlo.
Sabido es que una pena compartida es la mitad de una pena y que una alegría compartida es una doble alegría. Es esto tan así que, abuela ¡cuánto te gusta y te conmueve cuando sientes la felicidad de ser «compinche» de tus nietos en sus confesiones, en sus lamentos, en sus aciertos!
¿Qué esperas, ABUELA? Lo único necesario en la vida: amor, cariño, entrega. El que sepan, porque es la pura verdad, que tu vida no terminó, que todavía vives, que se te quiere, que se te necesita, que se te consulta...
Y en esos corazones que muchas veces están llenos de cosas materiales y que parecen no tener cabida para las espirituales porque ellas «no entran» allí, no dudo, mágicamente, siempre hay un «huequito» para vos, querida ABUELA. Sos dos veces madre. Sos el ángel capaz de dar ese precioso «baúl» de experiencias y vivencias que tanto necesitan las familias.
Yo soy abuela, orgullosa abuela de Joaquín, Valentina, Camila, Albertina y Alvaro.
Por este prestigioso medio que es el Diario «El Heraldo» me permito saludar jubilosa en este día a las abuelas que conozco y aun a quienes no conozco deseándoles que Dios derrame sobre ellas abundantes bendiciones.
Y sí, ya lo sé: las hay quienes también son abuelas pero, con menos años de vida y quizás con menos «achaques» físicos, son más fuertes y se desenvuelven con más facilidad cada día.
De todas maneras, sea cual fuere tu verdad, la «profesión» es la misma.
¿Y cuál es la profesión de abuela? Esa misma: ser abuela, sencilla y auténticamente ABUELA.
¡Qué importante es para vos, abuela, que se te necesite! Para un consejo, para cuidar a tus nietos, para dar una mano con una receta especial y hasta para ayudar con dinero, si está a tu alcance hacerlo.
Sabido es que una pena compartida es la mitad de una pena y que una alegría compartida es una doble alegría. Es esto tan así que, abuela ¡cuánto te gusta y te conmueve cuando sientes la felicidad de ser «compinche» de tus nietos en sus confesiones, en sus lamentos, en sus aciertos!
¿Qué esperas, ABUELA? Lo único necesario en la vida: amor, cariño, entrega. El que sepan, porque es la pura verdad, que tu vida no terminó, que todavía vives, que se te quiere, que se te necesita, que se te consulta...
Y en esos corazones que muchas veces están llenos de cosas materiales y que parecen no tener cabida para las espirituales porque ellas «no entran» allí, no dudo, mágicamente, siempre hay un «huequito» para vos, querida ABUELA. Sos dos veces madre. Sos el ángel capaz de dar ese precioso «baúl» de experiencias y vivencias que tanto necesitan las familias.
Yo soy abuela, orgullosa abuela de Joaquín, Valentina, Camila, Albertina y Alvaro.
Por este prestigioso medio que es el Diario «El Heraldo» me permito saludar jubilosa en este día a las abuelas que conozco y aun a quienes no conozco deseándoles que Dios derrame sobre ellas abundantes bendiciones.
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