Historia de la electricidad ... Iara Véliz
La historia de la electricidad como rama de la física comenzó con
observaciones aisladas y simples especulaciones o intuiciones médicas,
como el uso de peces eléctricos en enfermedades como la gota y el dolor de cabeza, u objetos arqueológicos de interpretación discutible, como la batería de Bagdad.[3] Tales de Mileto fue el primero en observar los fenómenos eléctricos cuando, al frotar una barra de ámbar con un paño, notó que la barra podía atraer objetos livianos.
Mientras la electricidad era todavía considerada poco más que un espectáculo de salón, las primeras aproximaciones científicas al fenómeno se hicieron en los siglos XVII y XVIII por investigadores sistemáticos como Gilbert, von Guericke ] Henry Cavendish, ] Du Fay, van Musschenbroek] y Watson.[12] Estas observaciones empiezan a dar sus frutos con Galvani,[13] Volta,[14] Coulomb[15] y Franklin,[16] y, ya a comienzos del siglo XIX, con Ampère,[17] Faraday[18] y Ohm.[19] No obstante, el desarrollo de una teoría que unificara la electricidad con el magnetismo como dos manifestaciones de un mismo fenómeno no se alcanzó hasta la formulación de las ecuaciones de Maxwell en 1865.[20]
Los desarrollos tecnológicos que produjeron la primera revolución industrial no hicieron uso de la electricidad. Su primera aplicación práctica generalizada fue el telégrafo eléctrico de Samuel Morse (1833), que revolucionó las telecomunicaciones.[21] La generación masiva de electricidad comenzó cuando, a fines del siglo XIX, se extendió la iluminación eléctrica de las calles y las casas. La creciente sucesión de aplicaciones que esta forma de la energía produjo hizo de la electricidad una de las principales fuerzas motrices de la segunda revolución industrial.[22] Fue éste el momento de grandes inventores como Gramme,[23] Westinghouse,[24] von Siemens[25] y Alexander Graham Bell.[26] Entre ellos destacaron Nikola Tesla y Thomas Alva Edison, cuya revolucionaria manera de entender la relación entre investigación y mercado capitalista convirtió la innovación tecnológica en una actividad.
Mientras la electricidad era todavía considerada poco más que un espectáculo de salón, las primeras aproximaciones científicas al fenómeno se hicieron en los siglos XVII y XVIII por investigadores sistemáticos como Gilbert, von Guericke ] Henry Cavendish, ] Du Fay, van Musschenbroek] y Watson.[12] Estas observaciones empiezan a dar sus frutos con Galvani,[13] Volta,[14] Coulomb[15] y Franklin,[16] y, ya a comienzos del siglo XIX, con Ampère,[17] Faraday[18] y Ohm.[19] No obstante, el desarrollo de una teoría que unificara la electricidad con el magnetismo como dos manifestaciones de un mismo fenómeno no se alcanzó hasta la formulación de las ecuaciones de Maxwell en 1865.[20]
Los desarrollos tecnológicos que produjeron la primera revolución industrial no hicieron uso de la electricidad. Su primera aplicación práctica generalizada fue el telégrafo eléctrico de Samuel Morse (1833), que revolucionó las telecomunicaciones.[21] La generación masiva de electricidad comenzó cuando, a fines del siglo XIX, se extendió la iluminación eléctrica de las calles y las casas. La creciente sucesión de aplicaciones que esta forma de la energía produjo hizo de la electricidad una de las principales fuerzas motrices de la segunda revolución industrial.[22] Fue éste el momento de grandes inventores como Gramme,[23] Westinghouse,[24] von Siemens[25] y Alexander Graham Bell.[26] Entre ellos destacaron Nikola Tesla y Thomas Alva Edison, cuya revolucionaria manera de entender la relación entre investigación y mercado capitalista convirtió la innovación tecnológica en una actividad.
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