Conocienco Tucumán ...Sofia Medina
Municipalidad de Burruyacu:
Capital del departamento homónimo, dista 61 km de la ciudad de San Miguel de Tucumán y se llega a ella por la ruta provincial numero 304, que esta pavimentada solo hasta Burrruyacu.
Ubicado geográficamente al noreste de la provincia de Tucumán, limita al norte con Salta y al este con Santiago del Estero. Comprende una gran extensión de tierras, casi la cuarta parte de la provincia, con importantes ciudades que desarrollan múltiples actividades, pero también existen localidades y pueblos alejados que son casi desconocidos.
Historia
Capital del departamento homónimo, dista 61 km de la ciudad de San Miguel de Tucumán y se llega a ella por la ruta provincial numero 304, que esta pavimentada solo hasta Burrruyacu.
Ubicado geográficamente al noreste de la provincia de Tucumán, limita al norte con Salta y al este con Santiago del Estero. Comprende una gran extensión de tierras, casi la cuarta parte de la provincia, con importantes ciudades que desarrollan múltiples actividades, pero también existen localidades y pueblos alejados que son casi desconocidos.
Historia
Ya en el siglo XVII, cuando la región pertenecía al curato rural del valle de
Choromoro, la zona se fertilizaba por las vertientes (ojos de agua) en esta
parte del Chaco, arisco y tuscado. Ahí venian a beber los burros. Por lo que en
la lengua quichua se dió lugar el nombre de burru-yacu (donde beben agua los
burros).
Cuando en 1800 es separado, junto a Cruz Alta, el curato rectoral, alrededor del templo fue creciendo el caserio.
En 1873, Florentino Matilde Lobo donó 7 leguas cuadradas que se lotaron para el pueblo.
En 1877, con 200 pobladores, ya había una escuela, se construyó la iglesia, juzgado de paz y varios negocios.
Con la agricultura, la ganaderia, la explotación de leña y madera y la extensión del ramal ferroviario en 1930, se provocó su proyección definitiva.
En 1976 burruyacu fue elevado al rango de ciudad y paso a tener su propia municipalidad.
Cuando en 1800 es separado, junto a Cruz Alta, el curato rectoral, alrededor del templo fue creciendo el caserio.
En 1873, Florentino Matilde Lobo donó 7 leguas cuadradas que se lotaron para el pueblo.
En 1877, con 200 pobladores, ya había una escuela, se construyó la iglesia, juzgado de paz y varios negocios.
Con la agricultura, la ganaderia, la explotación de leña y madera y la extensión del ramal ferroviario en 1930, se provocó su proyección definitiva.
En 1976 burruyacu fue elevado al rango de ciudad y paso a tener su propia municipalidad.
De la municipalidad de Burruyacu dependen las comunas:
7 De Abril - Benjamin Aráoz y El Tajamar - El Chañar - El
Naranjo y El Sunchal - El
Puestito - El Timbo - Gdor Garmendia
- La Ramada y La Cruz
- Gdor Piedrabuena - Villa
Padre Monti
Villa Padre Monti
Villa Padre Monti, a 50 km al noreste de San Miguel de Tucumán, es
un lugar perfecto para desconectarse de la vida de la gran ciudad. Con
aproximadamente 200 habitantes, es un pueblo muy tranquilo, y por lo que pude
comprobar, de gente muy amistosa.
No existen en Villa Padre Monti una infraestructura hotelera,
cuenta sin embargo con un camping y con la buena atención de los lugareños, que
alquilan las habitaciones de sus casas.
Los que se animen a visitarlo deben saber que el servicio de
ómnibus tiene sólo tres viajes diarios, y que en el pueblo hay un sólo teléfono
(al momento de la visita no funcionaba), dato muy importante porque allí los
celulares no tienen señal para funcionar.
El atractivo del lugar es una serie de cascadas, cuyo caudal
depende por supuesto de las lluvias, y al cual se llega por dos vías distintas,
según se vaya a pie o en algún vehículo (caballo, moto, auto, bicicleta). La
paz que reina en el lugar es total. Un pequeño paraíso, un oasis para los
sentidos.
Rio Nio:
Pertenece a la comuna de Villa Padre Monti se encuentra a 60 km de San Miguel de Tucumán,
por ruta 305.
La Gaceta: 07/08/2009: http://www.lagaceta.com.ar/nota/338318/Espectaculos/
“Paraísos
agrestes en el corazón de Tucumán”
Al transitar por la ruta
provincial 305, hacia el norte, hay un circuito -muy poco explotado para el
turismo-, con varios parajes que invitan a la contemplación, la vida al aire
libre y los paseos por las serranías. Es necesario movilizarse en vehículo
propio para disfrutar de Villa Padre Monti, la primera parada obligada; luego
se llega a la apacible localidad de Río Nío. Pero lo más asombroso es "El
Alto de Medina", donde la quietud parece haber echado raíces. Es ideal
para pasar unas horas y escapar del bullicio urbano
Para quienes buscan un contacto con la naturaleza: sí. Para
quienes quieren comodidad: no. Para quienes prefieren preparar un asado al aire
libre: sí. Para los que desean un menú a la carta: no. Para pasear unas cuantas
horas al día por caminos de sierras y montañas: sí.
Al salir de la ciudad, por la ruta provincial 305, hay un circuito -muy poco explotado por el turismo-, que invita a la contemplación, a la vida al aire libre y a recorrer los magníficos paisajes, que muchos tucumanos todavía no conocen. Los cultivos parecen extensos paños coloridos al costado del camino. Se termina el pavimento y comienza a respirarse un aire pueblerino antes de llegar a Villa Padre Monti, un paraje donde el silencio es amo y señor.
Luego, se sigue por la misma ruta enripiada hacia el norte hasta llegar a la apacible localidad de Río Nío, ubicada a 60 kilómetros de la capital, un paraje donde la quietud parece haber sentado sus raíces para siempre y un arroyo de aguas mansas alardea en su paseo por el pueblo.
Al mediodía, los pueblerinos muestran un andar cansino y su amabilidad para orientar a los foráneos que van dispuestos a pasar unas horas al aire libre, cerca de las montañas. Quienes frecuentan la zona ya saben que el paisaje es majestuoso, pero hay otros que llegan por primera vez y se preparan para descubrirlo.
Los habitantes de Río Nío se dividen entre "los nacidos y criados" y "los loteros". Así les llaman a quienes se alejaron del bullicio de la capital para construir su casa de fin de semana y disfrutar de la calma que se apodera de las serranías. Roberto Eduardo Rodríguez, uno de los tantos "nacidos y criados", relata que en el poblado es común encontrar "muña muña". Según la costumbre del campo se trata de una hierba que "pone contentos a los hombres -dice Rodríguez-, como ahora se usa el viagra". El baqueano aconseja visitar "El Alto de Medina", a unos 20 minutos en auto desde Río Nío, por la ruta 310. Al atardecer, el paisaje de las sierras de Medina es un encanto con la vegetación que cambia de colores como el capricho de un pintor.
El camino serpentea en medio de la montaña hasta llegar a un mirador natural, a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar, donde unos loros engreídos cantan todo el tiempo entre la espesura de la selva. Es hora de volver al pueblo, cuando el sol se esconde detrás de los cerros, mientras la luna sube primorosa para alumbrar el camino. Es un circuito sin explorar que espera por infraestructura turística.
Al salir de la ciudad, por la ruta provincial 305, hay un circuito -muy poco explotado por el turismo-, que invita a la contemplación, a la vida al aire libre y a recorrer los magníficos paisajes, que muchos tucumanos todavía no conocen. Los cultivos parecen extensos paños coloridos al costado del camino. Se termina el pavimento y comienza a respirarse un aire pueblerino antes de llegar a Villa Padre Monti, un paraje donde el silencio es amo y señor.
Luego, se sigue por la misma ruta enripiada hacia el norte hasta llegar a la apacible localidad de Río Nío, ubicada a 60 kilómetros de la capital, un paraje donde la quietud parece haber sentado sus raíces para siempre y un arroyo de aguas mansas alardea en su paseo por el pueblo.
Al mediodía, los pueblerinos muestran un andar cansino y su amabilidad para orientar a los foráneos que van dispuestos a pasar unas horas al aire libre, cerca de las montañas. Quienes frecuentan la zona ya saben que el paisaje es majestuoso, pero hay otros que llegan por primera vez y se preparan para descubrirlo.
Los habitantes de Río Nío se dividen entre "los nacidos y criados" y "los loteros". Así les llaman a quienes se alejaron del bullicio de la capital para construir su casa de fin de semana y disfrutar de la calma que se apodera de las serranías. Roberto Eduardo Rodríguez, uno de los tantos "nacidos y criados", relata que en el poblado es común encontrar "muña muña". Según la costumbre del campo se trata de una hierba que "pone contentos a los hombres -dice Rodríguez-, como ahora se usa el viagra". El baqueano aconseja visitar "El Alto de Medina", a unos 20 minutos en auto desde Río Nío, por la ruta 310. Al atardecer, el paisaje de las sierras de Medina es un encanto con la vegetación que cambia de colores como el capricho de un pintor.
El camino serpentea en medio de la montaña hasta llegar a un mirador natural, a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar, donde unos loros engreídos cantan todo el tiempo entre la espesura de la selva. Es hora de volver al pueblo, cuando el sol se esconde detrás de los cerros, mientras la luna sube primorosa para alumbrar el camino. Es un circuito sin explorar que espera por infraestructura turística.
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