Las llamas reciben a las visitas de una estancia con mística

Los jesuitas dejaron su impronta en Las Carreras. Ese sello está presente en los quesos y en un rico menú turístico.
Un cartel invita a recordar que por allí vivieron y trabajaron los jesuitas llegados en 1718: “su reloj se detiene y el viento del valle empuja caprichosamente sus emociones. Respire profundo y siéntase como en el siglo XVIII”. La Compañía de Jesús enseñó a los nativos a elaborar quesos manchegos (de La Mancha, España) y levantó construcciones de adobe a más de 2.000 metros de altura. Ambos legados coloniales subsisten y forman parte de la mística de la estancia Las Carreras.

Las llamas que pastan sigilosas dan la bienvenida a la casona. Una de ellas levanta la cabeza y anuncia la llegada de los visitantes. Hernán Romano, guía de la estancia, enseguida cuenta que el establecimiento tiene 9.000 hectáreas, y que sólo 450 están destinadas a la agricultura y la ganadería (la papa semilla es el cultivo principal). “Seguimos produciendo quesos para mantener la tradición. Por día fabricamos 90 piezas”, indica. La estancia de la familia Frías Silva se dice orgullosa de esos productos identificados con la letra “M”, que saben a cumbres, a viento y a sol. Desde hace nueve generaciones, Las Carreras abona la leyenda de los prestigiosos quesos tafinistos.

Los jesuitas construyeron el puesto de estancia a 12 kilómetros de la villa. Cuando fueron expulsados de América por el rey Carlos III, las tierras pasaron a José Manuel Silva. Luego, quedaron en manos de sus descendientes.

Cabalgar hasta lo de Cruz Hay muchas maneras de conocer Las Carreras: participando de una visita guiada a la usina de los quesos; pernoctando en el hotel; disfrutando de la gastronomía que ofrece el restaurante (tanto la carne de vaca como la de llama es producida en la estancia); recorriendo las praderas que rodean los cerros El Muñoz y El Pelao, o combinando todas las opciones anteriores. Entre los paseos a caballo posibles está la salida a La Cañada, que por lo común incluye un asado en el puesto deClarusa Cruz. La mujer de 72 años, sabia y buena anfitriona, suele explayarse sobre las historias y mitos del valle. El guía Romano asegura que la vista desde allí es inigualable y que respirar ese aire silencioso llena el pecho de frescura.

LA BRÚJULALas Carreras dispone de un punto de información y de una tienda de quesos en la villa ($ 110 el kilogramo). Los socios del Club LA GACETA tienen 20% de descuento diario en alojamiento y cabalgatas ($ 350 la de una jornada con asado incluido; $ 150 la de una hora, y $ 180 la de dos horas y media de duración con merienda de campo). La visita guiada a la casa y a la fábrica de quesos cuesta $ 20. Más datos en estancialascarreras.com.ar

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