PARED ESTAQUEADA. Los turistas pasean junto a un viejo muro apuntalado. “Fue construido sobre cimientos jesuíticos”, dijo fray Juan José Herrera. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO Hace 400 años llegaba a Tucumán la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola. Los jesuitas desarrollaron una gran obra espiritual, social y educativa. En tierras tucumanas dejaron su huella en cuatro lugares: en Tafí del Valle, donde construyeron la capilla de La Banda; en La Cocha, donde levantaron el templo de San Ignacio que está dentro del cementerio; en San Miguel de Tucumán, donde ahora está el templo de San Francisco, y en San José del Monte de Lules, donde se hallan los vestigios más importantes, porque es allí donde se establecieron durante 154 años, hasta su expulsión en 1767, por orden de rey Carlos III de España. Nunca más volvieron a Tucumán. Mañana, día del cumpleaños número 77 del papa Francisco , que también es jesuita, se oficiará una misa en la histórica capilla San José