Las expediciones turísticas por la Cordillera son récord. Se disparó el número de participantes y hay reservas hasta marzo. Cuando suena el toque de diana, a las 7 de la mañana. De día, con 30 grados, y a la noche, en la llamada zona de Las frías, con 10 grados bajo cero. Arriba de las mulas, que bordean sin dudar por el precipicio sin fin. Cuando el viento aparece de repente y pega fuerte en la cara. En las tormentas repentinas que traen aguanieve. En cada historia de tantos años que traen los baqueanos y los guías. Con el mareo de los 4.800 metros de altura. En el sabor salado de los guisos con charqui. Cuando las mulas siguen el sendero con instinto, a pesar de que el jinete no se anime. En las noches con miles de estrellas, que solo se contemplan acá. Cuando el abrigo no alcanza. Y en cada uno de los seis días que dura la expedición turística para recrear el Cruce de los Andes, aparece siempre la figura de San Martín y sus hombres.Está omnipresente. De eso se habla todo el tie