Los árboles del barranco


Mi casa se encuentra a las afueras de la ciudad y por la parte de atrás da a un barranco. Debido a la pendiente, en el terreno en su momento, se crearon unas terrazas abancaladas para poder cultivarlas. En estas terrazas LOS labriegos plantaron olivos y almendros, QUE son un tipo de cultivo agradecido y resistente, además de que los frutos que se extraen de ellos, se utilizan en esta zona en infinidad de recetas.


Resulta gratificante ver allí aquellos árboles como resisten el paso del tiempo a pesar de que están semiabandonados y ya nadie se preocupa de cuidarlos. El terreno está yermo y a su alrededor ha crecido la vegetación y las malas hierbas, y sus ramas han ido creciendo sin orden y embarullándose. Los hijos de aquellos labriegos han abandonado a su suerte los árboles que tanto COSTARON de cuidar a sus padres, seducidos por el trabajo en alguna oficina de la gran ciudad. No han comprendido nada.

Desde mi terraza, hace unas semanas veo a un chico que se ha puesto a quitar las malas hierbas, podar los árboles, limpiar de piedras y arar el terreno. En cierta manera siento envidia, porque adivino que a ese chico le gusta lo que hace. La tierra, los árboles, la naturaleza en definitiva desprenden una energía que se encuentra dispuesta para quien sabe recogerla. Una energía que revigoriza y que hemos olvidado seducidos por la tecnología. Mas nos valdría a veces, volver la mirada hacia atrás en el tiempo, y no olvidar quienes somos ni de donde venimos.

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