Historia de la yerba mate...Ana Monteros

El consumo de yerba mate (Ilex paraguariensis) se extendió en Sudamérica durante el Imperio español, desde la zona que poblaban los guaraníes (actuales provincias argentinas de Misiones, centro-norte de Corrientes, Este de lo que hoy es Paraguay-a partir del río del mismo nombre- y regiones aledañas de lo que hoy es Brasil) al resto del Virreinato del Río de la Plata en elsiglo XVI. Cabe aclarar que los guaraníes indígenas ya eran consumidores de yerba mate antes de la llegada de los españoles.[1]
Plantación de yerba mate en la actualidad. (Provincia de MisionesArgentina).
Durante el dominio español, la cosecha de yerba mate de plantas silvestres se llevó a cabo con mano de obra indígena. El consumo de mate se difundió en el siglo XVII, llegando a la región del Río de la Plata y de allí a Chile y Perú.El consumo generalizado de yerba mate convirtió a la yerba en el principal producto de Paraguay por encima de otras mercancías como eltabaco.
A mediados del siglo XVII, los jesuitas lograron domesticar la planta y establecieron plantaciones en las reducciones indígenas en Misiones, lo que desató una fuerte competencia con los recolectores de la región (actual Paraguay, Noreste de Argentina y zonas aledañass de Brasil) que únicamente cosechaban plantas silvestres.
Tras la expulsión de los jesuitas en la década de 1770, las plantaciones entraron en decadencia, al igual que los secretos jesuiticos sobre la domesticación. La industria siguió siendo de primordial importancia para la economía paraguaya después de la independencia, pero el desarrollo en beneficio del Estado paraguayo se detuvo después de la Guerra de la Triple Alianza(1864-1870) que asoló el país, tanto económica como demográficamente. Brasil se convirtió entonces en el primer productor de yerba mate.
En proyectos de brasileños y argentinos en el siglo XX y finales de siglo XIX la planta fue domesticada una vez más, gracias a los estudios iniciales del franco-argentino Carlos Thays que elaboró un nuevo método para lograr que la germinación se hiciese a escala industrial, abriendo así el camino para los sistemas de plantación moderna.[2] Cuando los empresarios brasileños volcaron su atención en el café en la década de 1930, la Argentina — que había sido el principal consumidor — se convirtió también en el mayor productor, avivando la economía de la provincia de Misiones, donde los jesuitas habían tenido una vez la mayor parte de sus plantaciones.

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