Colores a la vida para sentirse bien

HISTORIAS DEL AULA


Cómo fue la visita de Milo Lockett para jugar y pintar con chicos y chicas de una escuela especial de Granadero Baigorria.
Sábado 16 de Diciembre de 2017
"Pintar con otros hace bien. Se trata de ponerles colores a la vida y sentirse bien, más allá de todo lo que cuesta a diario para los niños llevar adelante su infancia y para nosotros la tarea docente". En esto se inspiró el grupo de docentes de la Escuela Especial Nº 1.383 Nuestra Señora de la Esperanza, de Granadero Baigorria, en el marco de las celebraciones por los 25 años de la institución, para organizar propuestas en torno a distintas expresiones artísticas.
Todos los años la escuela propone un eje de trabajo, esta vez eligió conocer las obras de artistas latinoamericanos, para fortalecer la identidad desde la música, los talleres artísticos y el teatro de sombras que allí desarrollan. "Cuando llegamos a Milo, elegimos el cuento de El Flautista de Hamelín, cuyas ilustraciones que hizo el artista para ese libro, sus dibujos y técnicas, resultaron sencillas para trabajar con los alumnos", explica Carolina Helman, profesora de música de la escuela. Las maestras se propusieron contactar a Milo Lockett, que conociera la escuela y por qué no, que pintara también con los chicos.
Maestras, alumnos, alumnas y familias, nadie pudo disimular la alegría y la emoción de ese día. "Soñamos con este momento durante mucho tiempo, sabíamos que vendría pero significó mucho más de lo que podíamos imaginar. Mientras estábamos en contacto con sus colaboradores para coordinar día y hora, comenzamos a pensar qué lugar de la escuela le ofreceríamos para dejarnos su recuerdo, y así surgió que fueran las paredes de entrada", cuentan desde la escuela.
"Para ellos, el arte es una forma de conectarse, algunos podrán expresarse a través de manchones y a otros en cambio les cuesta ensuciarse", remarca la directora Betina Alvarez. La escuela tiene alrededor de sesenta alumnos y se organiza en dos turnos, por la mañana asisten adolescentes y jóvenes de 13 a 21 años, y por la tarde, los más pequeños, la mayoría de Granadero Baigorria o la zona norte de Rosario.
La directora destaca que el objetivo y recorrido de la escuela siempre ha sido el mismo: la formación integral de niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad, desarrollando al máximo sus potencialidades y privilegiando su constitución como sujetos, activos y participantes en todos los haceres de su comunidad. La institución trabaja en proyectos de inclusión y es núcleo de 24 escuelas de gestión pública y privada en el nivel inicial, primario y secundario.
"Acompañamos aproximadamente a 300 alumnos y alumnas en proyectos de inclusión con distintos dispositivos, somos una escuela que queremos eso y esperamos eso para nuestros alumnos. Desde hace años no tenemos nivel inicial en la escuela porque ofrecemos un servicio de estimulación temprana, razón por la cual apenas cumplen dos años empezamos a hacer la integración en los jardines. Destacamos esto y lo valoramos porque aunque sean chicos que después no puedan hacer la primaria, el nivel inicial para nosotros es insustituible, no hay mejor lugar para un niño que el jardín cualquiera sea su problemática", dice Alvarez, y valora el apoyo recibido de parte de la comunidad y de la parroquia que acompañó a la escuela desde sus comienzos.
"Tratamos de apoyar todo aquello que sí pueden hacer, la idea es que puedan realizar también actividades fuera de la escuela, como los talleres de tejido y de dibujo en la Casa de la Cultura de la Municipalidad de Baigorria. Sabemos que son jóvenes que pueden formarse, terminar y certificar la primaria, y que los podemos acompañar en otros trayectos", finaliza la directora.

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