El Gran Prefacio del “Libro de las Canciones” ... Elina Arroyo

El Gran Prefacio del “Libro de las Canciones”, una antología de poemas chinos
 que datan del siglo X al siglo VII a.C., señala:
“Las emociones se remueven y adoptan la forma de palabras.

Si las palabras no bastan, hablamos en suspiros.

Si los suspiros no bastan, las cantamos.

Si el canto no basta, inconscientemente

Bailan nuestras manos y marcan el compás nuestros pies”.

La danza es una poderosa expresión. Habla a la tierra y al cielo. Habla de 
nuestra alegría, nuestro miedo, nuestros deseos. La danza habla de lo intangible
y, aun así, revela el estado de la mente de las personas, y de su temperamento y 
carácter.
Como en muchas culturas del mundo, los nativos de Taiwan bailan en círculo.
 Sus antepasados creían que los demonios quedaban fuera de éste. Con las 
manos entrelazadas, se transmiten calor mutuamente y se mueven en una pulsión
 común. La danza reúne a la gente.

Y la danza se produce en el filo de la inexistencia. Los movimientos desaparecen

en cuanto se producen. La danza sólo existe en el instante. Es única. Es una
 metáfora de la vida misma.

En esta era digital, las imágenes de los movimientos adoptan millones de formas.
 Son fascinantes. Pero nunca podrán remplazar a la danza porque las imágenes
 no respiran. La danza es una celebración de la vida.

Vamos, apaga la televisión, desconecta el ordenador y ven a bailar. 

Exprésate a través de este instrumento elevado y divino que es nuestro

 cuerpo. Ven a bailar y reúnete con otros en una pulsante oleada. Atrapa 

ese precioso y pasajero instante. Ven a celebrar la vida por medio de la

 danza.

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