Dia de la Tradicion ... Sofia Bigon

Hoy 10 de Noviembre, se festeja en la Argentina el día de la tradición. ¿Vos sabes porque se festeja? Quizás que no sepas, pero también (menos posible) que sepas y te felicito. 
¿Te preguntas por que este día? Porque un diez de Noviembre pero del año 1834 nacía en una chacra José Hernández, el creador del Martín Fierro, la Biblia gaucha, la mayor obra literaria de nuestro país. Este libro fue traducido a más de 70 idiomas, dentro de los cuales se encuentra traducido en inglés, italiano, portugués, vasco, serbio, croata, húngaro, alemán, rumano, guaraní, quichua, catalán, armenio, hebreo, ruso, esperanto, esloveno, griego, checoslovaco, calabrés, coreano, hindú, francés, árabe, lituano, sueco, japonés, gallego, idish, chino, eslovaco, polaco, ucraniano, braille, judeo-español, etc. 

Ahora voy a hablar un poco de nuestras tradiciones y el ave y flor nacional:

EL MATE 
El mate es una bebida típica de nuestra región. Muchos dirán que no es de Argentina pero para mi si, jajaja. Es una infusión (como el te), preparada con hojas de la planta yerba mate (Ilex paraguayensis) previamente secadas, cortadas y molidas. Es común que sea tomada en Argentina, Uruguay, en regiones de Brasil, Paraguay, Chile ySIRIA!!
El termino mate deriva de la palabra quechua “mathi”, que significa vaso o recipiente hecho de calabaza para beber, y que se generalizó con el nombre de calabaza (fruto seco de la planta llamada usualmente porongo (chistes por la palabra, abstenerse jajaja)). Si alguna vez tomaron mate, se tuvieron que dar cuenta de que es estimulante, ¿Por qué? Porque al igual que el té, el café y el chocolate, tiene cafeína (sinónimo de mateína). 
La infusión fue transmitida desde los guaraníes a los colonizadores españoles y orgullosos, luego de que estos últimos vencieran sus perjuicios instaurados por la religión. 
Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. 
En este país nadie toma mate porque tenga sed. 
Es más bien una costumbre, como rascarse. 
El mate provoca exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien y te hace pensar cuando estás solo. 

Cuando llega alguien a tu casa, la primera frase es "hola" y la segunda "¿unos mates?". 
Esto pasa en todos los hogares, ya sean ricos o pobres. 
Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. 
Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. 
Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara. 
Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. 
En verano y en invierno. 
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos. 
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. 
Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. 
Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. 
Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón... 
Cuando conocés a alguien, lo invitás a compartir unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: "¿dulce o amargo?". El otro responde: "como tomes vos". 
Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. 
Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie. Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. 
Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera. 
Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez unos mates solos. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. 
Por adentro hay revoluciones. El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores... 
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. 
La charla, no el mate. 
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y viceversa. 
Es la sinceridad para decir: "¡basta, cambiá la yerba!". 
Es el compañerismo hecho momento. 
Es la sensibilidad al agua hirviendo. Es el cariño para preguntar, estúpidamente, "¿está caliente, no?". 
Es la modestia de quien ceba el mejor mate. 
Es la generosidad de dar hasta el final. 
Es la hospitalidad de la invitación. 
Es la justicia de uno por uno. 
Es la obligación de decir "gracias", al menos una vez al día. 
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir. 
Ahora vos sabés: un mate no es sólo un mate... 

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