Historia: Ibatín ... Iara Véliz Monteros

La fundación se ejecutó por el entonces gobernador de Tucumán, Francisco de Aguirre. Este encomendó a

 Villarroel, en provisión del 10 de mayo de 1565, instalar un pueblo "en el campo que llama en lengua de los 

naturales Ibatín, ribera del río que sale de la quebrada"
.
Allí, la antigua San Miguel de Tucumán estuvo durante 120 años. En 1578, la ciudad estuvo a punto de ser 

incendiada por los naturales. En 1685, fue trasladada a su ubicación actual, a unos 64 kilómetros al noreste de

 distancia, en el paraje que se conocía con el nombre de "La Toma". Las causas de la mudanza fueron no solo 

los desbordes del río cuyo cauce cambiante ya había anegado algunas manzanas, el clima entonces poco 

salubre, la calidad del agua (era frecuente el "coto" es decir bocio por déficit de yodo) sino el hecho de que 

el camino del Alto Perú, que pasaba por Ibatín, había sido lentamente abandonado por otro más oriental, que

 ofrecía mayor seguridad frente a los ataques calchaquíes. Ello marcó la decadencia de la ciudad y movió al 

vecindario a gestionar el traslado, que ocurrió tras largo y discutido trámite.

Las ruinas de Ibatín están bajo tierra, en las 100 héctareas que expropió en 1944 la Intervención Federal de la

 Provincia, para preservarlas como reliquia histórica.

Allí se han practicado excavaciones no metódicas, que sacaron a la luz cimientos de edificios y algunos

 utensilios.
A inicios del siglo XXI la arqueóloga tucumana Carolina Rivet ha iniciado trabajos de exhumación que posibilitan

 observar gran parte de los cimientos de ladrillo y piedra de las manzanas en torno a la antigua Plaza Mayor

concretamente Ibatín llegó a estar constituida en un diametro de 7x7 manzanas, en torno a la Plaza Mayor en

 torno a la Plaza Mayor se edificó el Cabildo con una cárcel y un cuartel, frente al Cabildo la Iglesia Matriz.

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