Bandera de Macha...Lourdes Ximena Ortiz


La llamada “Bandera de Macha”, según algunos especialistas, pudo haber sido la primera bandera. Se trata de una bandera de tres franjas horizontales cuya disposición de colores es blanco-celeste- blanco.
Días antes de la Batalla de Ayohuma (14 de Noviembre de 1813), que tuvo lugar en el sitio que hoy se denomina Charawaytu de Ayoma, la bandera es llevada para ser escondida en el cercano Templo de Titiri, en Macha, en el Norte del actual departamento de Potosí, en Bolivia. Durante varias décadas estuvo esta bandera oculta en ese templo, y hoy es exhibida en una de las salas del Museo Casa de la Libertad en la ciudad boliviana de Sucre.
A finales de 1811, luego de so- focar la sublevación del cuerpo de Patricios, el General Manuel Belgrano fue enviado por el Triunvirato a la Villa de Rosario, a los efectos de proteger las costas del Paraná ante el peligro de las incursiones de la flota realista.
En el ínterin, el Triunvirato, atendiendo la solicitud del propio Belgrano de crear una escarapela como distinti- vo para todos los cuerpos del ejército patrio, eligió para el emblema los colores celeste y blanco, utilizado en sus solapas por los jóvenes morenistas, agrupados en el club de Marco.
Cuando Belgrano tomó conocimiento de la creación de la escarapela, fue mucho más allá y el 27 de Febrero de 1812, al inaugurar las baterías Libertad e Independencia en la Villa de Rosario, enarbola una bandera que como él mismo dice en su informe: “la mandé hacer blanca y celeste, conforme los colores de la escarapela nacional.”
El General parte a Jujuy según el nuevo mando que se le acuerda, sin saber que el triunvirato había desautorizado el uso de la bandera por él creada.
Ya instalado en la provincia norteña y a los efectos de levantar la moral del incipiente ejército vencido en Huaqui, hizo bendecir al Canónigo Ignacio Gorriti, el 25 de Mayo de 1812, una nueva bandera celeste y blanca. Se la presentó a la tropa como el emblema nacional que nos distinguiría de las demás naciones de la tierra, y lo hizo izar en el cabildo, reemplazando el estandarte real.
Enterado Rivadavia ordenó que se deshiciera de las banderas, por lo cual Belgrano mandó a guardar la enseña creada. Incluso no flameó durante la batalla del 24 de Septiembre de 1812 en Tucumán.
Pero luego del rutilante triunfo de las armas patrias, mientras marchaba con sus tropas hacia Salta, Belgrano volvió a enarbolar una bandera el 13 de Febrero de 1813, haciendo jurar a sus tropas en el Río Pasaje, conocido desde entonces como Juramento.
Siete días más tarde, el Ejército de Belgrano volvía a vencer a los realistas en Salta, donde sí flameó la enseña, que ya distinguía ambos ejércitos.
Pero en Octubre de ese año, en Vilcapugio se acabaría la buena fortuna que había tenido hasta aquí el General: cuando ya la victoria parecía favorable a los patriotas el ejército retrocedió, con motivo de un toque de clarín ordenando erróneamente que causó tremenda confusión. Belgrano reunió al resto de su ejército y como pudo trató de recomponer una situación insostenible: la pérdida de bastimentos, una gran cantidad de heridos y la desmoralización de la tropa en general, hacían estragos. 
El pueblo de Macha se apareció como un espejismo a los derrotados. Fue entonces que Belgrano hizo llamar al párroco de la iglesia y en secreto le pidió que ocultara las banderas de su ejército, ya que veía posible una próxima derrota.

Resulta importante aclarar que el 21 de Mayo de 1810, Domingo French y Antonio Beruti, repartieron cintas blancas entre los congregados en la actual Plaza de Mayo de Buenos Aires. Incluso el día 25 de ese mes, a las blancas se le agregaron cintas rojas.

El cura cumplió debidamente con el cometido y los gloriosos paños des- aparecieron, al punto que se creyeron perdidas para siempre. El pedido de Belgrano fue premonitorio ya que poco tiempo después, sus tropas serían nuevamente derrotadas en Ayohuma. Pasaron setenta y dos años y el rastro de la primera bandera parecía haberse esfumado, hasta que en 1885, el joven párroco del templo rural de Titiri, situado no lejos de Ayohuma, jurisdicción de Macha, efectuando una limpieza, encontró tras un cuadro las dos banderas que fueran creación de Belgrano.
Nótese que una de ellas tiene las franjas invertidas (blanca-celeste- blanca). Pero lo cierto es que el Congreso de 1816 reunido en Tucumán adoptó la enseña celeste, blanca y celeste como símbolo de la nueva Nación. La presencia del sol en el centro, la adoptó el Congreso reunido en Buenos Aires en 1818.
El astro que luce treinta y dos rayos flamígeros pertenece a la bandera mayor de la Nación y sólo pueden lucirla los edificios públicos y el Ejército.
Al respecto de los colores, mucho se ha discutido y discutirá acerca del motivo de los mismos. Para algunos corresponden al color de los Borbones: no olvidemos que la deposición del virrey se hacía (en apa- riencia) para salvaguardar los derechos del Rey prisionero de Napoleón. Otros ven en ellos los colores del manto de la Virgen María, también se habla de una concepción ideológica: el azul simboliza los ideales de justicia y el blanco la pureza. Además fueron los colores que utilizaron los patriotas durante las invasiones inglesas, y se dice que Belgrano había utilizado el azul, que era el color predilecto de los Incas…
Lo que es seguro, que al no haberlo dejado escrito, el General Manuel Belgrano se llevó al más allá el real motivo de la elección de los colores de nuestra amada bandera.
 

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