Juan Bautista Van Helmont-... Ana Paula Segura (clic)


Nació en Bruselas, y cursó los estudios de medicina en la universidad de Lovaina.
Van Helmont, hombre erudito, prestaba sus servicio como médico, en 1609, en la pequeña localidad de Vilvorde, cuando tuvo ocasión de conocer a un personaje un tanto especial, el médico William Butler, con el que entabló una profunda amistad.
Butler, agradecido por los favores recibidos de Van Helmont —entre los que figuraban el haber logrado librarle de la cárcel en la que se encontraba—, le hizo entrega de una serie de fórmulas para la consecución de la Piedra filosofal*.
Es posible que el citado Butler, con seguridad un alquimista consumado, no sólo informara a Van Helmont de las pautas teóricas para la obra, sino que también le proporcionara cierta cantidad de polvo de proyección, es decir, de piedra filosofal.
En uno de sus trabajos Van Helmont manifiesta: «... Ocurre que yo he manejado la piedra aurífera con mis propias manos en varias ocasiones; y que he visto con mis propios ojos la transmutación de mercurio corriente, en una proporción que supera millares de veces la del peso del polvo aurífero.»
La seriedad, no sólo científica sino también personal de Van Helmont, quien nunca se quiso lucrar del fruto de sus conocimientos, se hizo lo suficientemente conocida como para que las autoridades inquisitoriales —influidas, tal vez, por la envidia de los colegas del sabio— intentaran destruirlo.
Su fama de gran erudito, sin embargo, le permitió que el castigo de la Inquisición se limitara a obligarle a un retiro forzoso.
Publicó distintas obras, entre las que cabe mencionar, De magnetice vulnerum curatione y la Doctrina inaudita

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